El municipio de Calvià se caracteriza por tener una gran diversidad de especies tanto autóctonas como alóctonas. Esta gran riqueza se debe a las características geográficas y geológicas del medio. La altitud va desde los 1026 m del Puig de Galatzó, pasando por valles hasta llegar a la costa, a nivel del mar.

El tipo de vegetación potencial de casi todo el territorio son los bosques, principalmente los encinares (más raros) y los pinares, ambientes bastante conocidos con especies como el pino (Pinus halepensis), la encina (Quercus ilex), la mata (Pistacia lentiscus) o el acebuche (Olea europaea).

Hay otros bosques menos extendidos o de ambientes más localizados como son los bosques de caducifolios que se pueden encontrar en dos hábitats bastante diferentes, por una parte, en las zonas supramediterráneas del Puig de Galatzó y de los cuales solo quedan ejemplares individualizados en los acantilados, como el arce granadino (Acer granatense), el mostajo (Sorbus aria) o el acebo (Ilex aquifolium); por otra parte, podemos encontrar bosques de ribera (en los bordes de los torrentes) formados por chopos (Populus alba y P. nigra), álamos (Ulmus minor), fresnos (Fraxinus angustifolia), etc., con la mejor representación en el torrente de Santa Ponça (ver itinerario).

Otras formaciones boscosas son los madroñales, dominados por el madroño (Arbutus unedo) o el carrasco (Quercus coccifera), especialmente abundantes en la sierra de Na Burguesa; los bojedales, formaciones casi monoespecíficas de boj (Buxus balearica) localizados en las vertientes del Puig de Galatzó y la Mola de s'Esclop; o los mirtales, propios de las torrenteras, donde el mirto (Myrtus communis) es la especie principal.

Otras formaciones forestales no arbóreas serían las comunidades fruticosas, entre las cuales destaca principalmente el carrizal (ver el itinerario de sa Mola de s'Esclop), dominado por el carrizo (Ampelodesmos mauritanica) y la zarzaparrilla baleárica (Smilax aspera subsp. balearica); también son importantes las formaciones de matorrales espinosos, con el olivillo (Cneorum tricoccon), el espino negro (Rhamnus oleoides ssp bourgeana) y el enebro (Juniperus oxycedrus), como especies representativas. Estas formaciones se extienden a menudo por un mal uso del fuego. El fuego destruye los bosques y provoca la erosión de los suelos de tal manera que estas formaciones menos exigentes pasan a dominar espacios cubiertos anteriormente por los árboles.

Si vamos a formaciones más bajas, podemos hablar de los matorrales y los tomillares, bastante representados en Calvià (ver el itinerario de Cala Figuera). Los matorrales son formaciones dominadas por arbustos que pierden parte de sus hojas en verano, bastante diversas específicamente, entre ellas destacan el romero (Rosmarinus officinalis), el brezo (Erica multiflora), la corona de rey (Globularia alypum), la albaida (Anthyllis cytisoides) o las estepas (Cistus spp.). Otro tipo de matorrales, especialmente interesante por estar formada por especies endémicas, son las comunidades de cojinetes espinosos propias de zonas montañosas, formadas por los endemismos Teucrium balearicum (zonas más rocosas) y Astragalus balearicus (zonas con más suelo), acompañadas por la estepa joana (Hypericum balearicum), de hojas gruesas y onduladas, pero no espinosas.

Los tomillares son formaciones de arbustos bajos, propias de lugares secos como el sur de Calvià, con especies como el tomillo macho (Teucrium capitatum subsp. majoricum), la manzanilla bastarda (Helichrysum stoechas) o las jaras tomillos (Fumana spp.).

Si seguimos la sucesión regresiva de la vegetación, nos aparecen los pastos, tanto los dominados por especies perennes como por especies anuales. Estas formaciones son extraordinariamente diversas y están conformadas por especies de familias abundantes como las gramíneas, las leguminosas, las labiadas o las orquídeas (de estas últimas se han encontrado cerca de una veintena de especies en el municipio). Algunas de ellas son especialmente interesantes como son las formaciones de geófitos (plantas bulbosas) que tienen floraciones explosivas principalmente de otoño o de primavera, con especies como el azafrán (Crocus cambessedesii), el narciso común (Narcissus tazetta) y el cástamo (Colchicum filifolium).

De especial interés son las formaciones rupícolas (ver el itinerario a la Mola de s'Esclop), hábitats donde la piedra o la roca es el elemento dominante del paisaje y donde las especies que viven tienen que estar perfectamente adaptadas. Son formaciones propias de acantilados, de rellanos pedregosos, goteras o pedreros. Son hábitats dominados por especies endémicas, hasta el punto de que si alguien mira la vegetación de un acantilado, aproximadamente el 70% de las especies arbustivas que ve son endémicas. Encontramos especies como Hippocrepis balearica, Crepis triasii, Globularia cambessedesii, Helichrysum crassifolium o una importante diversidad de helechos.

También podemos encontrar unas formaciones rupícolas nitrófilas y un poco termófilas donde el alcaparro (Capparis spinosa), el malvarisco falso (Lavatera maritima) o la hierba de los muros (Parietaria judaica) son especies clave.

Gracias a la presencia de una larga costa, con numerosos islotes, el municipio tiene una buena representación de la vegetación halófila de peñascos y acantilados costeros (ver el itinerario de Portals Vells - Cala Figuera), especialmente de la comunidad de siemprevivas (Limonium) e hinojo marino (Crithmum maritimum). Aun así, algunas comunidades de este hábitat, debido a la gran cantidad de costa urbanizada, están cerca de desaparecer, como es el caso de la comunidad de Dorycnium fulgurans. Este endemismo gimnésico tan solo se encuentra presente en dos poblaciones mallorquinas, una en el Cap de Formentor y el otro en la población calvianera del Racó de ses Àguiles y Punta Prima. En esta última población, en el año 2012, tan solo se contabilizaron 50 individuos, rodeados de urbanizaciones, mientras que a día de hoy tan solo queda 1 individuo no reproductor, por el hecho de que su hábitat óptimo se ha visto reducido por la construcción de una nueva urbanización. Se han hecho esfuerzos para reforzar la población con la introducción de nuevos individuos, pero todos ellos han resultado infructuosos.

Otro hábitat que se ha visto muy reducido en el municipio, y prácticamente desaparecido, es la vegetación propia de dunas. En el pasado hubo importantes sistemas dunares en la playa de Magaluf y en la de Peguera. Actualmente tan solo queda algún claro aislado de lirio de mar (Pancratium maritimum) en algunas playas del municipio, y un pequeño reducto en la playa de la Romana (Peguera), donde todavía se observa algún cardo marino (Eryngium maritimum), grama de arena (Elytrigia juncea) y lirio de mar (Pancratium maritimum), además de un endemismo gimnésico de gran interés biogeográfico, del cual lamentablemente tan solo queda un individuo aislado, condenado a la extinción, puesto que se trata de una especie monoica (macho o hembra). Se trata de Thymelaea velutina, que en Peguera presentaba la población más meridional de la especie, solo presente en Menorca y en Mallorca.

A pesar de ser plantas marinas sumergidas, tampoco podemos olvidarnos de las importantes praderías de posidonia (Posidonia oceanica) presentes en el municipio, y de otras dos fanerógamas marinas también presentes, pero de manera relicta; Cymodocea marina y Zostera marina.

Un tipo de vegetación especialmente interesante en Calvià son las formaciones higrófilas, es decir, la vegetación propia de lugares húmedos (ver el itinerario del Torrent de Santa Ponça). Suelen ocupar las riberas y los bordes de los torrentes, áreas que representan pequeños oasis de humedad rodeados de áreas mucho más secas, especialmente durante el final de la primavera y el principio del verano. Son formaciones muy densas y productivas y bastante amenazadas por una gestión malentendida. La administración continuamente hace “limpiezas” de torrentes donde se arrasa la vegetación de estos lugares para dar salida rápida al agua por una malentendida gestión de las inundaciones, cuando precisamente la función de la vegetación es retardar la velocidad de bajada del agua por los torrentes, a pesar de que esto provoque la presencia de áreas de inundación en determinados lugares conocidos y, por lo tanto, controlables. Una mayor velocidad del agua puede ser mucho más peligrosa en las desembocaduras de los torrentes, precisamente zonas a menudo bastante urbanizadas y donde las pérdidas, materiales y humanas, pueden ser mucho más importantes.

Estas formaciones higrófilas suelen estar dominadas por gramíneas como la caña (Arundo donax) o el cañizo (Phragmites australis), las juncáceas o las ciperáceas. Las especies hidrófitas como la berraza (Apium nodiflorum) o los berros (Rorippa nasturtium-aquaticum) encuentran también su hábitat únicamente en estos lugares.

Finalmente, nos queda hablar de la vegetación nitrófila (ver el itinerario de Calvià). Son diferentes tipos de ambientes donde la presencia de materia orgánica es el factor que influye de forma determinante sobre las especies que quieren colonizar el área.

En las zonas de actividad agrícola y ganadera abundan las especies nitrófilas, asociadas a los aportes de materia orgánica de estas actividades humanas. Es un tipo de vegetación muy diversa, pero de especies poco singulares y de distribución amplia, formadas principalmente por especies anuales (el 40% de las especies de un territorio suelen ser ruderales), y muy variable en el tiempo, puesto que la presencia de una especie u otra depende de la actividad que se desarrolle en el territorio durante los últimos meses.

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